Vampirocho: Crónica de una masacre anunciada.

La niña se despertó con un fuerte dolor de cabeza. Echó los brazos hacia delante en la oscuridad, y tocó metal. Al empujarlo, la placa cedió, y la luz llenó su mundo. Descubrió que estaba en un contenedor, en el callejón trasero de algún restaurante, mal iluminado por una vieja farola y la pobre luz de la luna menguante. Al saltar al suelo, espantó a unos cuantos gatos.

Al examinar el vestido que llevaba puesto, a cuadros azules y blancos, vio que tenía bordado un nombre: “Molly”. Supuso que ese era su nombre.

Cuando trataba de recordar cómo había llegado allí, una puerta se abrió, y de ella salió un adolescente, con unas cuantas bolsas de basura en la mano. Se miraron por unos segundos.

― ¿Te has perdido? ― dijo el chico al fin ―. Ven, vamos a buscar a tus padres. ¿Habéis venido a cenar?

Cuando el chico fue a agarrarla del brazo, Molly reaccionó de manera impulsiva, dándole un manotazo en la muñeca. Cuando el adolescente se echó atrás y se miró la mano, soltó una maldición al ver la sangre que le corría por la muñeca.

Molly también la vio.

Fue como encontrarse frente a una tarta estando en ayunas, como tener delante una bebida fría en una tarde calurosa. Se abalanzó sobre el chico, y lo tiró al suelo. En su ansia de sangre, ni siquiera reparó en las garras, grandes como cuchillos, que surgían de sus manos, sólo golpeó y golpeó hasta que la sangre brotó de la yugular de su presa, como de un surtidor. Entonces bebió hasta saciarse.

La puerta se volvió a abrir, y un hombre más viejo asomó la cabeza. Comenzó a decir algo, pero su pregunta murió en un alarido cuando vio a Molly de cuclillas sobre el cadáver.

Molly echó a correr, tanto como sus cortas piernas se lo permitían, y los dejó atrás a todos. Acabó metiéndose en un edificio abandonado y medio derruido. Allí sollozó hasta quedarse dormida, oculta entre la oscuridad que le proporcionaban los escombros.



La espada relucía de tanto pulirla, pero el caballero siguió pasando aceite por el filo. Nunca se sabe cuándo se ha de necesitar una espada, y Alastor no quería que, llegado el momento, se le atascase en la vaina. Además, limpiar la espada le ayudaba a pensar.

Era una buena espada, una Claymore, de estilo escocés pero fabricación española, acero toledano. Medía medio palmo de ancho, y algo más de tres pies de largo, con el mango de metal forrado en cuero, y la guarda en cruz. En vida, Alastor siempre les había puesto nombres a sus espadas. Grandes nombres: honor, virtud, coraje. Pero esta espada le había llegado como regalo del príncipe de la ciudad, mucho después de su Abrazo por tanto, y mucho después de que dejase atrás esas fantasías de niño. Ahora dejaba que sus enemigos pusieran nombre a sus espadas.

Esta se llamaba: oh, Dios mío, vamos a morir.

Recordar al príncipe hizo que Alastor sonriera para sí mismo. Guzmán de Numancia era otro hombre de su época, abrazado en 1211, apenas veinte años antes que Alastor. Un hombre de honor, un hombre justo, pero a pesar de eso (o quizá precisamente por eso mismo) rodeado de enemigos. El único que era tan antiguo como ellos dos en la ciudad, que Alastor supiera, era el Inquisidor, y el Inquisidor no era un hombre de trato fácil, por así decirlo. Al Inquisidor se le daba bien matar, y todo lo demás le resultaba ajeno, fuera de su mundo.

Alastor contempló de nuevo la Ciudadela desde su torreón. Parecía solitaria, a la luz de la luna. Él había tenido un castillo, un buen castillo, allá en Escocia. Recibía rentas de las tierras de alrededor, y tenía una docena de sirvientes sólo para él y su familia, pero se lo habían arrebatado. Alastor sabía que lo recuperaría tarde o temprano, pero para ello necesitaba amigos, y para hacer amigos necesitaba conocer a los demás vástagos que rondaban la ciudad al ponerse el Sol. Necesitaba meterse en política.

Miró la invitación una vez más. Con motivo del 800 aniversario del Abrazo del príncipe, se le invita a una exclusiva fiesta en el Elíseo de… Alastor no necesitaba leer más, ya había tomado una decisión.




Despertó cuando el Sol terminó de esconderse en el horizonte. Podía sentir el frescor de la tierra húmeda, el olor a madera de los árboles. Los búhos observaban desde lo alto de las ramas, aullidos se escuchaban en la lejanía. Cualquiera que le viera pensaría que se trataba de un ermitaño o de un salvaje: vestía pieles de lobo, su melena rubia caía de forma desordenada sobre sus hombros. No se había acicalado la barba en semanas y había preferido mantenerse alejado de la civilización lo mejor posible. Así le había recomendado en la carta su anónimo remitente: en ella comentaba que un buen amigo suyo, de nombre Alastor, se encontraba en una situación complicada, y requería ayuda para ejecutar un plan que tenía entre manos.

Ölaf Yttredal: En su día fuiste conocido como Ölaf el destructor. Tu figura se erguía sobre las llamas y montones de cadáveres como un demonio salido del infierno. Famosas fueron tus incursiones en Dinamarca, Islandia, el norte de Gran Bretaña. Los noruegos fuisteis grandes navegantes. Sé que desapareciste a la edad de 32 años en el 943 DC, tu sire no quería que tanto talento desapareciera por unas heridas de combate.

Te preguntarás quien soy y que es lo que me ha movido a escribirte esta carta, lo primero no lo revelaré por razones que atañen a mi seguridad. Verás, tengo un buen amigo llamado Alastor: un caballero de esos que ya no quedan y antaño propietario de una gran fortuna y poder, sin embargo una serie de desdichas terminaron relegándolo a un segundo plano, perdiendo su fortuna y abandonado en una ciudad sin amistades. Por fortuna, se ha negado a rendirse y ha maquinado un plan que de salir podrá recuperar lo que antaño tenía.

¿Y donde entras tú en esto? Como te decía, mi colega está solo, vive en una ciudad al norte de España llamada Pamplona. Desconozco si alguna vez has estado, pero ahora tienes una ocasión para visitarla y de paso hacer una fortuna cumpliendo con tu misión. No te he escogido solamente por el hecho de que en su día fueras una leyenda, sino que además fuiste recomendado por tu sire, al cual conozco de unos siglos. Como favor personal consideró que podrías servir. Mis disculpas por no haberte puesto al corriente previamente, pero te puedo asegurar que serás compensado.

No cojas transportes, o coge el mínimo, y muévete por carreteras secundarias. No estoy seguro de si te seguirán, si en las altas esferas son conscientes de una posible conspiración, pero hay que extremar medidas. Cuando llegues a Pamplona, deberás entrar por un pueblecito llamado Huarte. Ahí, en la posada Maissonave, te espera un paquete, di que eres el Gran hombre. Ya sé que tu aspecto físico lo evidencia, el posadero lo entenderá.

Tras un mes en los bosques, Ölaf llegó a Navarra atravesando los Pirineos. Debían de ser sobre las 22:00 de la noche cuando en la posada Maissonave entró un tipo que dio que hablar unos días: era una mole de carne, más ancho que alto, pero su anchura no era por obesidad, si no por su masa de músculos. Melenudo, rubio, con una barba larga del mismo color. Apestaba a tierra y sudor, y se había puesto unos pantalones y una camiseta que le iban pequeños, ya que los había robado de un patio donde estaban tendidas.

El posadero le dio la llave de su habitación, y sobre la cama encontró un petate. Al abrirlo descubrió prendas limpias, una camisa de leñador de lana con cuadros rojos, una chaqueta negra, unos vaqueros, ropa interior, calcetines y unas botas marrones de montaña. La nota era del anónimo:

Si estás leyendo esto es que ya estás en la posada. Espero que te gusten las prendas. Te adjunto una foto de Alastor, pronto recibirás instrucciones precisas, mantente a la espera.

Ölaf marchó a darse un baño, relajó la cabeza y divagó sobre que podía depararle el futuro en esa extraña ciudad...

Iosu...ya me he terminado los de Canción de Hielo y Fuego...no sé qué hacer!! (buen final...aunque no entiendo lo del principio del libro con el tal Pate...)
Ya me dirás cuándo sale el nuevo, preferiblemente en castellano.

Iré actualizando de vez en cuando, en el primer post, pero ya avisaré de que actualizo. Voy a escribir más o menos lo que pase durante la partida, para que los jugadores lo recordéis, y para distraerme cuando me aburra en el estudio. Iré cambiando de personaje, plagiando inspirándome en George R R Martin, el escritor de ¡JUEGO DE TRONOS!

P.D.: Celer, tengo el quinto en inglés. Si quieres te lo dejo en Septiembre. Te vas a cagar por la pata abajo.

Y Carlos, la ciudad es Pamplona. Puede que no sea una ciudad importante para los mortales, pero es una ciudada muy vieja, con mucha, mucha historia entre sus muros. He cambiado al príncipe por un Ventrue.

La niña es Javier, es una caitiff con celeridad, garras y fortaleza. Pradini es un Ventrue, un noble caballero escocés de unos 800 años, y Álvaro es un Assamita exiliado. Juntos ¡combaten el crimen! son un peligro para la sociedad.

Ölaf Yttredal



Despertó cuando el Sol terminó de esconderse en el horizonte.. podía sentir el frescor de la tierra húmeda , el olor a madera de los árboles , los buhos observaban desde lo alto de las ramas , aullidos se escuchaban en la lejanía , cualquiera que le viera pensaría que se trataba de un ermitaño o de un salvaje , vestía pieles de lobo , su melena rubia caía de forma desordenada sobre sus hombros , no se había acicalado la barba en semanas , había preferido mantenerse alejado de la civilización lo mejor posible , así le había recomendado en la carta su anónimo remitente , en ella comentaba que un buen amigo suyo de nombre Alastor se encontraba en una situación complicada y requería ayuda para ejecutar un plan que tenía entre manos .






Ölaf Yttredal : En su día fuiste conocido como Ölaf el destructor , tu figura se erguía sobre las llamas y montones de cadáveres como un demonio salido del infierno , famosas fueron tus incursiones en Dinamarca, Islandia, el norte de Gran bretaña.. vosotros los noruegos fuisteis grandes navegantes , se que desapareciste a la edad de 32 años en el 943 DC, tu sire no quería que tanto talento desapareciera por unas heridas de combate .

Te preguntarás quien soy y que es lo que me ha movido a escribirte esta epístola , lo primero no lo revelaré por razones que atañen a mi seguridad , verás , tengo un buen amigo llamado Alastor , un caballero de esos que ya no quedan y antaño propietario de una gran fortuna y poder , sin embargo una serie de desdichas terminaron relegándolo a un segundo plano , perdiendo su fortuna y abandonado en una ciudad sin amistades , por fortuna , se ha negado a rendirse y ha maquinado un plan que de salir podrá recuperar lo que antaño tenía .

¿Y donde entras tu en esto? , como te decía , mi colega está solo, vive en una ciudad al norte de España llamada Pamplona , desconozco si alguna vez has estado , pero ahora tienes una ocasión para visitarla y de paso hacer una fortuna cumpliendo con tu misión , no te he escogido solamente por el hecho de que en su día fueras una leyenda , si no que además fuiste recomendado por tu sire , al cual conozco de unos siglos y como favor personal consideró que podrías servir , mis disculpas por no haberte puesto al corriente previamente , pero te puedo asegurar que serás compensado.


No cojas transportes , o coge el mínimo y muévete por carreteras secundarias , no estoy seguro de si te seguirán , si en las altas esferas son conscientes de una posible conspiración , pero hay que extremar medidas , cuando llegues a Pamplona , deberás entrar por un pueblecito llamado Huarte , ahí en la posada Maisonave te espera un paquete , di que eres el Gran hombre , ya se que tu aspecto físico lo evidencia , el posadero lo entenderá .



Anónimo




Tras un mes en los bosques ,Ölaf llegó a Navarra , atravesando los Pirineos , debían de ser sobre las 22:00 de la noche cuando en la posada Maisonave entró un tipo que dio que hablar unos días , era una mole de carne , más ancho que alto, pero su anchura no era por obesidad, si no por su masa de músculos , melenudo , rubio , con una barba larga del mismo color , apestaba a tierra y sudor , se había puesto unos pantalones y una camiseta que le iban pequeños, ya que los había robado de un patio que estaban tendidas .

El posadero le dio la llave de su habitación , sobre la cama encontró un petate , al abrirlo descubrió prendas limpias, una camisa de leñador de lana con cuadros rojos , una chaqueta negra unos vaqueros , ropa interior , calcetines y unas botas marrones de montaña , la nota era del anónimo:



Si estás leyendo esto es que ya estás en la posada, espero que te gusten las prendas , te adjunto una foto de Alastor , pronto recibirás instrucciones precisas , mantente a la espera.


Ölaf marchó a darse un baño , relajó la cabeza y divagó sobre que podía depararle el futuro en esa extraña ciudad..

Actualización: Alastor (Pradini).

Interesante, me gusta el prólogo.

Listo, espero que te guste , además justifico de alguna manera la llegada de mi pj a Pamplona y porque se junta con estos personajes.

Ok, lo copiaré y lo pondré mañana.

Perfecto, por supuesto lo de las instrucciones a esperar te lo dejo a ti como máster jaja, pero ya ves que justifica el porque un antiguo vikingo noruego , ahora gangrel, acude a Pamplona.

Con respecto a mi pj , lo he hablado con Iosu , pero para que lo sepa el resto , estará centrado en habilidades físicas , mucha fuerza y resistencia , que combinará con la disciplina de fortaleza (aparte de protean y animalismo), digamos que será como un tanque de carne , es decir , no esquivará los ataques ni pegará botes a lo ninja , pero si te arrolla ya puedes ir rezando.. es el típico gordo ancho , que no obeso , si no de músculos , es como Kingpin , mide un metro 90 aproximadamente .

Rubio de ojos azules , melena y barba que se la trenza ,musculoso, su estilo de lucha es similar al del wrestling , además de arrojar a sus enemigos por los aires, no dudará en abrirse paso a golpes derribando todo a su paso , un poco a lo Juggernaut.

Actualización: Olaf.

Carlos, tío, ten más cuidado con las comas y los puntos, que me he vuelto loco al poner bien la puntuación. Le pedía a Word que lo hiciese automáticamente, ¡pero él también se volvía loco!